Las estadísticas sirven para tomar decisiones y por eso deprime ver como en nuestro país esa herramienta ha perdido
significado. En consecuencia se hace difícil evaluar caminos alternativos a los
problemas que se presenten. Así no se van a generar políticas de largo plazo.
La tarea de la próxima administración, en el sentido de reencauzar las
estadísticas en el plano de la realidad debe constituir una prioridad. Es necesario no sólo saber qué se mide, sino para qué se lo hace. Si las cifras
se dibujan para hacer creer a la población
que todo está bien además de infantil es poco serio. Cifras alejadas de la verdad no permiten solucionar
problema alguno. No tiene sentido abrumar al lector con comparaciones de cifras
de pobreza entre los distintos países, para creernos que estamos mejor que
Dinamarca o Ucrania. Es evidente que
los índices que se presentan en Argentina no explican demasiado, entonces es
necesario mostrar algunos números que ayuden a entendernos.
Los índices de población por debajo de la línea de la pobreza
en la Argentina, encorsetados en un 5%, son mejores que el 8.7% del
estado de New Hampshire en los Estados Unidos, que es el mejor posicionado en
términos de pobreza. Allí el ingreso medio es de U$S 64.000 y acá puede
ser alrededor del 10% de esa cifra; allí el PBI per Cápita es de U$S 51.000 y
acá ronda los U$S 10.000; allí el ingreso per Cápita es de U$S 33.000 y en
nuestros pagos no llega a los U$S 8.000. Si comparamos con Mississippi,
que muestra que la población que está debajo de la línea de pobreza es el
22.7%, los argentinos estamos en la gloria. Sin embargo, el Estado sureño, el
más pobre de la Unión tiene un Ingreso per cápita 2.6 veces mayor que
el de Argentina; un ingreso medio 6 veces mayor y con solo 3 millones de
habitantes tiene un PBI que es la cuarta parte del PBI de la Argentina.
El índice GINI mide la desigualdad de la distribución de ingresos,
donde cero es perfecta igualdad y 1 perfecta desigualdad. Informes del Banco
Mundial indican que en Argentina es 0.463 y el de Mississippi 0.479. El
promedio de EEUU es 0.411; Chile es 0.50; Uruguay 0.411; Australia 0.34;
Ucrania 0.248. Estos números no explican, por lo tanto, qué significa nuestro
5% y en consecuencia debemos seguir investigando, entre otras cosas, cuál es la
razón por la que el Estado más pobre de los Estados Unidos está mejor que
nosotros.
Tal vez podríamos encontrar respuestas si investigamos cómo
participa el 20% de la población con ingresos más bajos, en el PBI de distintos
países: observamos que en Ucrania es el 10.2%; Bielorrusia 9.4%; Australia el
7%; Uruguay el 5.2%; USA el 4.7%; En Argentina ese segmento participa del 4,6%
del PBI; Chile el 4.5%, Brasil el 3.4%.
Podríamos haber encontrado una explicación al 5%, si
Argentina hubiese superado a Ucrania que tiene el mejor índice del mundo en
este segmento con un asombroso índice Gini del 0.248. Pero no. Estamos en el
pelotón de la mediocridad. No tenemos el Gini más bajo, no tenemos el
PBI/cápita más alto, no tenemos el Ingreso medio más alto. Nada indica que
tenemos el índice de pobreza que dicen que tenemos.
Pareciera que para desatar el nudo gordiano, que es la medición de
la pobreza, debemos concluir que no se está midiendo lo que debemos medir. Un
pobre para Ucrania o Chile o el Estado de Mississippi, no es lo mismo que
para la Argentina. No se habla de lo mismo cuando se informa que en
Argentina el 5% de la población está debajo de la línea de la pobreza y en los
Estados Unidos es el 15,4%.
Lo primero que se debe hacer, luego de sincerar las
estadísticas, es definir qué entendemos por pobreza. Está escrito, no
hace falta dar cursos o inventar un índice prodigioso. Hay que calcular el
ingreso que hace falta para cumplir con las necesidades básicas de una familia,
sea ésta de uno dos o diez miembros. Además no se debe calcular como
ingresos, aquellos que provee el estado, salvo las jubilaciones. Hay que elevar
la vara con la cual se mide la pobreza como hacen los países en
estudio. Para ellos, no tener acceso a internet, como ejemplo, es
una medida que indica pobreza y debe ser tenida en cuenta para determinar el
ingreso que limita con ella. Hay que ser un poco más serios. Es
posible.
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